miércoles, 19 de enero de 2011

AMERICAN PSYCHO - DE BRET EASTON ELLIS


Ante todo, debo decir que American Psycho es, por encima de todo, un libro desagradable que contiene un despliegue extraordinariamente visual de violencia obscena, salpicado con comentarios sobre la música de Phil Collins y Whitney Houston, y de interminables y repetitivas descripciones de la moda de la década de los ´80.

El protagonista de la novela es Patrick Bateman, hermano de Sean Bateman, que apareciera en una novela anterior de Ellis de nombre Las Leyes de la atracción.

Patrick es un psicópata que trabaja en Wall Street, es graduado de la Universidad de Harvard, es el Vice Presidente de Fusiones y Adquisiciones de Pierce & Pierce, empresa de valores fundada por su padre, dirige reuniones de negocios, come en restaurantes de lujo y comete violaciones y asesinatos.

La novela no marca ninguna diferencia entre estas actividades. La depravación, parece sugerir, está tan delicadamente entretejida en la textura de la vida contemporánea que ya no es posible detectarla o describirla, ni saber donde termina el capitalismo y donde empieza el embrutecimiento.

Ellis, no manifiesta ningún intento de adoptar una postura moral respecto de Bateman y a la cultura a la que pertenece; pero lo extremado de la violencia, y el modo impasible de describirla, confieren a la novela una dimensión extraña y etérea, que es lo más aproximado a una estética que puede permitirse la novela.

Aunque Bateman denota un esfuerzo por comprender el por qué le ha correspondido a él esta maldición, no es capaz de formularse a sí mismo sus propias miserias o su propia confusión. En consecuencia, la novela suscita la nostalgia de una certeza moral y de cierta claridad de perspectiva frente a una cultura que se ha vuelto ilegible e impensable.

Ese deseo habla de cierta inocencia incluso en medio de la depravación, y solo por este motivo American Psycho merece seguir siendo leída.

La versión cinematográfica con la participación de Christian Bale en el papel de Patrick Bateman, me resistí a verla. Era suficiente con la novela.


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