lunes, 9 de abril de 2012

Lolita - de Vladimir Nabokov


Siempre es difícil abordar el comentario de obras tan universales y admiradas como es “Lolita”; pareciera que uno no puede aportar mucho a todo lo que ya se ha dicho y que, además, es casi imposible apartarse de la corriente crítica que ya ha sentado las bases de la recepción de una obra como ésta. No obstante, el placer de leer es infinito, y el hecho de elaborar una reseña no implica que haya libros que haya que dejar de lado por el simple hecho de tener respeto ante lo que significan o simbolizan.

Resumir “Lolita” no tiene sentido, ya que casi todo el mundo conocerá la historia que se cuenta, aunque sea a través de las adaptaciones cinematográficas que se han realizado. La confesión en forma de libro que el protagonista, Humbert Humbert, elabora sirve como excusa para que el autor teja una historia conmovedora por su crueldad y por la perfección exquisita con que se narra. Aun cuando se ha hablado mucho de la condición de Humbert, de su amor enfermizo y culpable, de su pasión desenfrenada, es difícil sustraerse a la repugnancia que inspira el personaje. El mayor acierto de Nabokov fue, sin duda, crear un carácter de ficción que, siendo culpable de un delito de pederastia, suscite cierta simpatía mientras uno lee su historia.

Habrá quien apunte que la pasión del protagonista no es ilícita; que ya en la antigüedad hombres maduros se emparejaban con niñas, que en la Edad Media las jóvenes se casaban y tenían hijos con doce y trece años y que la sociedad permite ciertos maridajes mientras que condena otros. Sí, todo eso es cierto (si bien es discutible, aunque éste no es el momento de perderse en esos debates). No obstante, lo realmente importante de “Lolita” no es si Humbert es un obseso pederasta o un incomprendido amante; el quid del libro estriba en la imposibilidad de reprimir un impulso poco apropiado.

Durante la narración de Humbert adquiere, en determinados momentos, una solemnidad fuera de lugar; el protagonista conjuga en su interior una enfermiza pasión con un sentimiento puro, pero la tensión entre ambas pulsiones no me parece bien resuelta. Nabokov no presenta un personaje dubitativo, sino un hombre que sucumbe a su faceta más salvaje (y condenable; no olvidemos que Dolores tiene doce años cuando da comienzo la historia) en detrimento del «amor» que siente por la niña. 

Sólo en la última parte de la novela —es decir, cuando ya ha perdido a Lolita— Humbert muestra más a las claras que su pasión podría ser algo más que una distorsión de la realidad; es decir, que la evolución de su comportamiento es infantil: anhela algo, consigue ese algo gracias a sus esfuerzos, lo pierde y trata de recuperarlo por medio de un cambio de actitud.

Bien es verdad que el amor parece jugar un papel fundamental en la historia; si hay que atenerse a la intención del autor, el protagonista es un hombre erróneamente enamorado que lucha por alcanzar el objeto de su pasión y también por recobrarlo cuando se lo arrebatan. Pero insisto en el hecho de que esa personalidad atormentada no parece perfilada con nitidez: Humbert no da el tipo de amante desasosegado, sino que oscila entre la lujuria más básica y el amor cortés más idealizado.

Tras este último acercamiento, uno se inclina a creer que otra posible lectura es la de ver a un hombre que, haciéndose pasar por normal (creyéndose él mismo una persona normal, aunque aquejada de una exaltación un tanto peculiar), es en realidad un monstruo sin escrúpulos, que se convence de sentir algo —amor— con el único fin de tener de nuevo entre sus manos a la niña que ansía poseer. En este monólogo autoexculpatorio que es “Lolita”, Humbert no sólo se convence a sí mismo de esa intención, sino que pasa por ser una víctima de la pasión a los ojos del lector, que, como decía antes, llega a mirarlo con simpatía pese a repugnarse ante su proceder.

Habrá también quien sostenga que Humbert es tan víctima de Dolores como ella de él, ya que la chiquilla no sólo consiente a entregarse a su padrastro, sino que lo utiliza para conseguir sus deseos. Uno opta por creer que Nabokov, de manera muy astuta, introduce ese aspecto del carácter de Lo con el fin de «despistar», ya que, a poco que se piense, cualquiera puede ver a su alrededor ejemplos cotidianos de la manipulación que los niños pueden llegar a ejercer sobre los adultos. Lolita es una víctima inocente, desconocedora de la importancia real de lo que le sucede, y que termina odiando a Humbert y odiándose a sí misma, casada con un hombre al que apenas tiene en cuenta; es consciente de que su padrastro ha arruinado su vida, pero es incapaz de materializar esa pulsión en algo constructivo.

Por supuesto, todo esto son especulaciones: es evidente que un libro da lugar a multitud de lecturas, tantas como lectores tenga. Como empecé diciendo, una novela como ésta es difícil de comentar por el simple hecho de la multiplicidad de visiones que pueden tenerse de ella; la que aquí se expone es otra más, si bien se admiten muchas otras. 

Simplemente terminaré diciendo que tras terminar su lectura, “Lolita” me ha dejado un sabor de boca bastante inane, más que nada por esa inexactitud de Nabokov al retratar la lucha interna del protagonista; sólo mejora si opto por la tesis de ver a Humbert como un criminal desquiciado, lo cual me resulta improbable, ya que no parece que fuera ésa la intención del autor al perfilar el personaje. Todo lo cual no obsta, por supuesto, para que haya disfrutado con la bellísima prosa del ruso, que al menos contribuye a minimizar el efecto de esas dudas, y para que me vuelva a acercar a otras de sus obras.


4 comentarios:

  1. Si que parece que da para interpretaciones, has coneguido despertarme la curiosidad de awreme cuentwa cómo lo interpreto. Una opinión común en todos los lectores de este libro, es que la prosa es muy buena.

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  2. Lo leí muy joven, casi a escondidas. En mi tiempo de estudiante era casi prohibido. Luego vi la película (la primera) con James Mason como Humbert, y Sue Lyon como Lolita.

    En algún momento leí un comentario que indicaba que la trama estaría basada en una experiencia personal de Nabokov.

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  3. Este libro lo leeré esta semana! Veremos como va :)

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  4. Hola Carlos, me gustaría que tu blog, al que entro muy seguido porque expresas un gran profesionalismo al escribir, sea incluído en unoa comunidad de páginas peruanas que estamos organizando en mi página. Ojala te animes y podamos compartir conocimientos y libros ahí. Eres bienvenido. Me das tu aprobación si estás de acuerdo.

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